Yo no quise verlo. Alguien lo descubrió, flotando vientre arriba, sobre el mar soleado. Ya era el día siguiente y nosotros vagábamos por la orilla. Yo había dormido un rato sobre las piedras hasta que el sol del mediodía me despertó. Después fuimos caminando hacia la Perla y cuando regresábamos, una voz gritó: "¡Allá está!". Algo se veía, algo que las olas empujaban hacia la orilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario