viernes, 10 de agosto de 2012

Brasil recuerda a Amado en su centenario



La conmemoración del natalicio de Jorge Amado llega hoy a su clímax, día en el que el más internacional de los escritores brasileños cumpliría cien años. Gran parte de los homenajes están enmarcados en el Año de Jorge Amado, que comenzó en el 2011 al cumplirse diez años de la muerte del autor nacido el 10 de agosto de 1912 en Itabuna, una pequeña ciudad en el sur del estado de Bahía, y fallecido el 6 de agosto del 2001 en Salvador, la capital regional.
«Escribir es transmitir vida, emoción, lo que conozco y sé, mi experiencia y forma de ver la vida», dijo una vez el escritor que elevó a la categoría de leyendas historias de las plantaciones de cacao de Bahía, donde nació y produjo su obra.
Para recordarlo la escuela de samba Emperatriz Leopoldinense presentó un desfile sobre su vida en el pasado carnaval de Río de Janeiro y su nieta Cecilia Amado llevó al cine la obra Capitanes de la arena (1937), que se estrenó en octubre pasado y se presentó en abril en el festival de Chicago.
También se reimprimieron diferentes ediciones de sus novelas más conocidas, el canal de televisión Globo emite actualmente una nueva producción de Gabriela, clavo y canela (1953) y se han lanzado libros inéditos en su homenaje, como el que presenta las cartas entre Amado y la también fallecida escritora Zélia Gattai.
Diferentes artistas se han sumado a la fiesta con nuevas músicas y montajes teatrales inspirados en el fantástico mundo creado por el autor de obras como Doña Flor y sus dos maridos (1966) o El país del carnaval (1931), su primera novela.
En el centenario del natalicio del más universal de los escritores brasileños, autor de 33 novelas traducidas a 49 idiomas, se ha recordado también su faceta como militante comunista, diputado constituyente y hasta Obá (ministro) de la divinidad afrobrasileña Xangó.

Carl Cox @ Awakenings Festival 2012

CINCUENTA AÑOS SIN HERMANN HESSE


Quien haya tenido la suerte de leer las novelas de Hermann Hesse en plena adolescencia no necesita ninguna explicación sobre la importancia de este escritor en la vida de tantos lectores. El 9 de agosto se cumplen 50 años de la muerte del autor suizo-alemán, cuya lectura resulta ideal para la etapa de la vida en la que uno comienza a chocarse con el rigor de las leyes y reglas no escritas de la sociedad adulta. En novelas como Demian (1919), El lobo estepario (1927) y  Narciso y Goldmundo (1930) los protagonistas, de sensibilidades poéticas y atormentadas, se enfrentan en una lucha espiritual contra el conservadurismo del mundo que pretende domarlos. Tal vez por este mismo motivo –que lo convierte en un novelista tan identificado con los lectores jóvenes- el Premio Nobel de Literatura de 1946 sigue siendo autor subestimado y menospreciado en comparación con otros autores “serios” contemporáneos suyos como Thomas Mann o Stefan Zweig.
De hecho, en Alemania misma, la reputación de Hesse es ambigua. A pesar de tener 140 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, de los cuales sólo una sexta parte corresponde a las ediciones en alemán, es aún "desdeñado o mitificado en su patria", según el semanario alemán Der Spiegel, que dedica su actual edición a quien califica de "perturbador, buscador de sentidos, poeta y anarquista".
Sus títulos han sido traducidos a más de sesenta idiomas, aunque para ello fuera necesario superar varios obstáculos. El Lobo estepario, por ejemplo, fue retirado de las librerías estadounidenses por incitar a perversiones sexuales y al abuso de drogas, y en la extinta República Democrática alemana fue tachado oficialmente de "antisocial".
Educado en la más férrea tradición cristiana, atravesó una juventud turbulenta en la que amenazó incluso con el suicidio, se casó tres veces y trabajó como librero y mecánico de relojería, lo intentó todo aunque en realidad tenía claro cual era su futuro.
"Quiero ser escritor o nada", escribió a los 13 años, sólo tres después de haber dado forma a su primer cuento.
En 1898, publicó su primer libro de poemas, Canciones románticas, y meses más tarde, Una hora después de la medianoche. Ambos fracasaron y fueron pocos, como el poeta alemán Rainer Maria Rilke, los que detectaron su inusual talento.
En 1904 llegó Peter Camenzind (1904), un libro con el que inició su larga serie de "Bildungsroman” (novelas de formación ), en el que manifestaba su oposición a la creciente industrialización y urbanización de la vida.

A principios de siglo visitó Italia y poco después emprendió un viaje a la India en busca de sus raíces. Allí encontró la inspiración espiritual y religiosa que necesitaba para cambiar de estilo. Pero muchos de los rasgos iniciales permanecieron en toda su obra y volvieron a sentirse con fuerza en obras cumbre como El lobo estepario (1927) o Demian (1919).
Thomas Mann ya lo advirtió entonces. Libros como Demian tenían un "efecto electrizante" por la claridad con la que describían la grandes preguntas del ser humano.
Además de las novelas existencialistas, Hesse destacó también por su obra espiritual, con Siddharta (1922) como máximo exponente. Aquel trabajo proporcionaba una "medicina más eficaz que el Nuevo Testamento", según el novelista estadounidense Henry Miller.
Hesse ya era en esa década un referente moral, un abanderado de la lucha de los jóvenes contra las inamovibles estructuras y un defensor de los valores espirituales. Pero su verdadera fama sería póstuma, se haría esperar hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-45), en un momento en el que los jóvenes necesitaban más que nunca reorientación moral y espiritual.
De las novelas de Hesse se pueden extraer un sinfín de citas inspiradoras:
“Cada hombre es más que sí mismo. También representa lo único, el punto especial en el cual los fenómenos del mundo se cruzan, por una vez única, y nunca más.”
“Si odias a una persona, odias a algo en el que es parte de ti mismo. Lo que no es parte de nosotros no nos molesta.”
“Gente con coraje y carácter siempre parecen siniestros a los demás”
“La felicidad es un cómo, no un qué. Un talento, no un objeto.”

Icono de la contra cultura
La devoción por Hesse apareció a finales de los 60, inesperadamente en Estados Unidos, con la guerra de Vietnam. Los jóvenes pacifistas vieron en el escritor un hombre sincero y austero que se había opuesto hasta el final al belicismo y había defendido con garras la identidad personal y los valores humanos en una Europa teñida de sangre.
Y es que Hesse no llegó a luchar en la Primera Guerra Mundial (1914-18) al no ser declarado apto para el combate. Fue enviado a Berna como responsable de la librería de los prisioneros de guerra alemanes.
Y con el escenso de Adolf Hitler al poder en 1933, se opuso como pudo a la temida evolución de Alemania defendiendo a los autores judíos y opositores. Pero ya nadie se atrevía a publicar sus artículos. Desde 1937 su obra sólo podía adquirirse clandestinamente.
De aquella época quedó la novela El juego de los abalorios, impresa en 1943 en Suiza y por la que en buena parte, recibió el Nobel de Literatura.
Tras la guerra, Hesse prefirió callar. Se dedicó sobre todo a pintar, a escribir algunos relatos y poemas, pero sobre todo a responder cartas... A todos, admiradores, artistas, jóvenes talentos, soldados o adolescentes, les daba el mismo consejo, fiel a sus principios: "Escúchese a usted mismo, no siga ningún programa".

LAS HOJAS MUERTAS, de Giancarlo Andaluz Queirolo (ed. Altazor, 2010)

Las hojas muertas
Felipe Campero Arias es culpable de tres homicidios. Nunca pensó convertirse en un asesino, pero era su naturaleza y no pudo huir de esa salvaje forma de enfrentarse al mundo tras su apariencia de joven ensimismado en sus conflictos internos. Una acertada reflexión, desde la novela, sobre lo vertiginoso de la conducta de muchos jóvenes que no saben como articular un lenguaje para insertarse a la madurez que les exige una sociedad cosmopolita y agobiante. “ Las hojas muertas” lo pondrá sobre un escenario que lo hará temer con su mas diminuto silencio. Esta es la primera entrega de Giancarlo Andaluz, de su persistencia dependerá consolidarse como el narrador que nos deparará otras sorpresas, otros frescos sobre la juventud, sus hábitos y sobre el mundo moderno.

LOS CIUDADANOS FANTASMAS, de Giancarlo Andaluz Queirolo (ed. Altazor, 2012)

Los ciudadanos fantasmas
Con los ciudadanos fantasmas, Giancarlo Andaluz demuestra una destellante eficacia verbal con una prosa directa y suelta; sus personajes suelen ser seres consubstanciados con lo inminente, así siempre en cada historia algo está a punto de acontecer, en tal sentido, cada cuento cumple con el cometido de picar en la curiosidad del lector. El autor maneja muy bien la técnica de contar historias donde temas como el desarrollo, el oficio de la escritura propia, el escritor y sus ficciones, la narración epistolar y el éxito literario son recurrentes de su talante literario. Con esta reunión de cuentos, Giancarlo Andaluz se consolida como un exponente dentro de la narrativa peruana contemporánea.